Los muros enterrados de hormigón en el trasdós (parte exterior) también pueden presentar desafíos en lo que respecta a la impermeabilización, especialmente si están expuestos a humedades, niveles freáticos, terrenos agresivos o el diseño de la estructura es deficiente.
Cómo acabar con una mala impermeabilización de muros enterrados
A continuación, enumeramos algunos de los problemas comunes relacionadas con una mala impermeabilización o la ausencia de esta en el trasdós de este tipo de muros:
- Infiltración de agua de lluvia: Los muros de hormigón en el trasdós están expuestos a las condiciones del terreno, por lo tanto, son vulnerables a la infiltración de agua de lluvia. Si no se impermeabilizan adecuadamente, el agua puede penetrar en los poros del hormigón, causando daños y degradación a lo largo del tiempo.
- Fisuras y juntas deterioradas: Una mala ejecución de los muros, Los cambios de temperatura, la expansión y retracción del hormigón y los asentamientos del suelo pueden provocar la formación de fisuras en los muros. Si estas fisuras no se han protegido con una buena impermeabilización previa o no se reparan a tiempo, el agua puede filtrarse a través de ellas.
- Condensación: La diferencia de temperatura entre el interior y el exterior de un edificio puede provocar la condensación en la superficie de los muros de hormigón, especialmente en climas fríos. Esto puede hacer que la humedad penetre en el hormigón y cause problemas de degradación a largo plazo.
- Efectos del congelamiento y descongelamiento: En regiones con ciclos de congelación y descongelación, el agua que penetra en el hormigón puede congelarse y expandirse, lo que puede provocar la formación de fisuras y dañar la integridad del muro.
- Daños por corrosión: Si el acero de refuerzo en el interior del muro está expuesto al agua debido a la falta de impermeabilización, puede corroerse con el tiempo. Esto debilita la estructura y puede llevar a problemas graves de seguridad, puesto que aumenta de volumen y empuja al hormigón que lo recubre provocando su desprendimiento.
- Fallos en el sistema de drenaje: La impermeabilización efectiva de los muros de hormigón debe ir de la mano con un sistema de drenaje adecuado. Los fallos en estos sistemas de drenaje o su no colocación pueden llevar a la acumulación de agua alrededor de las zonas enterradas y aumentar la presión hidrostática.
- Condiciones del suelo: El tipo de suelo que rodea el sótano puede influir en la cantidad de agua que se filtra a través de los muros. Los suelos con alta capacidad de retención de agua, como arcilla, pueden aumentar el riesgo de infiltración de agua si no se toman medidas adecuadas de impermeabilización o de drenaje.
- Falta de recubrimiento adecuado: Las estructuras de hormigón deben tener un recubrimiento adecuado en todas sus caras que vayan a estar expuestas tanto al terreno como al ambiente (intradós y trasdós). La falta de un recubrimiento adecuado puede hacer que el hormigón se deteriore más rápidamente y se vuelva susceptible a la infiltración de agua.
- Cumplimiento de normativas: En algunos lugares, existen códigos de construcción y regulaciones específicas relacionadas con la impermeabilización de sótanos como por ejemplo la EN 1504-2 – “Protección e impermeabilización del hormigón”.
Para abordar estas problemáticas, es fundamental llevar a cabo una adecuada impermeabilización de los muros de hormigón en el trasdós. Esto puede implicar la aplicación de revestimientos impermeabilizantes, sellado de juntas y fisuras, sea para evitar la entrada de agua o para colmatar a nivel estructural, y la implementación de medidas de drenaje para evitar la acumulación de agua en la superficie de los muros. Además, el mantenimiento regular y la elección de una impermeabilización adecuada en el momento de la construcción son aspectos esenciales para garantizar que la impermeabilización se mantenga efectiva a lo largo del tiempo.